Publicado 26/04/2020

Me hice árbitro para ayudar al Club

José Cubero Zabay es uno de los pocos árbitros colegiados que ha habido en Caspe. Hoy, a sus ochenta y nueve años, recuerda alguna anécdota que le sucedió en su faceta como trencilla

Finalizaba la década de los cincuenta y el Club Deportivo Caspe había caído de Tercera a Primera Regional, (todavía no había Preferente). Florencio Repollés salta del banquillo a la presidencia y se estratifican las categorías prestando especial atención, además de al primer equipo, al fútbol infantil y juvenil con Ángel Ferreres como coordinador.
Será el mismo Ferreres (zapatero de profesión en la calle Santa Lucía), Layel, Bene (un guardia civil que también había jugado en el Caspe) y José Cubero Zabay, quienes ayudan al club como árbitros. Dos de ellos, Ferreres y Cubero, seguirán en el mundo del arbitraje colegiándose.
José Cubero, ahora con ochenta y nueve años (cuarenta y cuatro de ellos como directivo), recuerda que se hizo árbitro para ayudar al Club. No cobraban y destaca como su mejor virtud una excelente forma física que le permitía ir de área a área rápidamente.
Pitó partidos amistosos en Caspe y oficiales en la comarca. Precisamente en el campo del Plano arbitró uno entre el CD.Caspe y las Viejas Glorias del Zaragoza. Ese día vino uno de los mejores jugadores que ha tenido el equipo zaragozano, Severino Reija Vázquez.
"Reija. Este que era defensa internacional, del Zaragoza, muy bueno, muy bueno. Me pasó un caso con él. Le pité un penalti. Dice, ¿a mi? Digo, sí. Pues no lo han de sacar. Levanté el brazo y había dos parejas de la Guardia Civil con los mosquetones. Así como levanté el brazo, se levantaron y al ver que cogían los fusiles, dice, ya me voy, ya me voy. Le dije, tanto si lo haga bien o lo haga mal, el que manda soy yo. Y cuando terminó el partido, vino, me dio la mano y me dijo, perdone, tenía usted toda la razón del mundo."


José Cubero también tuvo que emplearse a fondo en partidos oficiales y en alguna ocasión más de lo esperado porque conocía a los jugadores que iba a dirigir.
"Me pasó una cosa con uno. Estábamos trabajando juntos. Era de Nonaspe y jugaba con el Mequinenza. En partido oficial. Como lo conocía, antes de empezar le dije, mira, te conozco y sé cómo eres, mi casa la tienes abierta para lo que quieras pero aquí no me conoces, como hagas el tonto irás a la caseta. Hombre a mi, sí a ti, a ti. Pues vale. No sé qué pasó y antes de terminar el partido se fue a la caseta. Te he avisado antes de empezar. Seguimos siendo todo lo amigos que quieras y mi casa sigues teniéndola abierta pero ahora vas a la calle y fue a la calle."